Aplicar proceso coaching de equipos

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proceso coaching equipo

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Aplicar proceso coaching de equipos

En las distintas etapas del desarrollo de los equipos se pueden presentar situaciones o acontecimientos difíciles y que suponen un reto extraordinario para el equipo. Es entonces cuando puede ser pertinente empezar un proceso de coaching de equipos.

• Es muy común que se dé el caso en el momento de constitución del equipo, en la etapa inicial de su vida. En este caso puede ser especialmente recomendable un acompañamiento externo, no por el momento de equipo. El objetivo del proceso será ayudarle al individuo a sentar unas bases sólidas para su funcionamiento, y entrenar a sus integrantes en las competencias esenciales para formar el equipo.

• En momentos de cambios en la composición del equipo. Los procesos de salida de algunos de sus miembros y/o de acogida de otros nuevos deben de ser gestionados con ciertos criterios. Se trata de que el sistema los asimile de la mejor manera posible. Además, estos momentos de cambio constituyen buenas oportunidades para reinventar las relaciones y reasignar los roles dentro del equipo.

• Cuando existen conflictos o relaciones que no funcionan, y el equipo no es capaz de encontrar una salida constructiva. Un coach externo puede ayudar al equipo a comprender el conflicto, a enfocarse colectivamente a la solución y a acordar compromisos para su resolución.

• Cuando sus integrantes están desalineados con respecto a la tarea, puede ser valiosa la intervención de un coach para acompañar al equipo a encontrar su propósito y a reorientar los esfuerzos hacia los resultados.

• Cuando personas que individualmente obtienen excelentes resultados, no alcanzan ese nivel de desempeño trabajando en equipo para desarrollar un proyecto concreto. En esos casos, un coach puede ayudar al equipo a superar las limitaciones que interfieren en su acción conjunta.

Aplicar proceso coaching de equipos

• En momentos de fusiones de empresas, en los que es necesario integrar culturas distintas y recomponer o co-crear relaciones nuevas, establecer complicidades y lealtades al servicio de la nueva organización.

• En momentos de relevos generacionales, especialmente en empresas familiares, en los que suele ser necesario una transformación profunda del estilo de relaciones y es necesario trabajar la salida de los padres para dejar el lugar a los hijos y a los nuevos equipos que estos constituyan.

• Cuando un equipo detecta que tiene problemas concretos de eficacia. Por ejemplo, cuando sus integrantes no se comunican adecuadamente, las reuniones no son efectivas, tienen dificultades para clarificar los roles de cada uno, etc. En estos casos, el coaching puede ayudar a desarrollar las competencias necesarias o a identificar las dinámicas específicas que entorpecen su desempeño.

• Cuando un equipo termina su actividad y quiere cerrar su ciclo de vida. En estos casos pueden requerir la figura de un coach que le acompañe en este proceso.

Aplicar proceso coaching de equipos

En todas estas situaciones, y seguramente en algunas otras más, un proceso de coaching de equipo es valioso. En todo caso, una coach interviene cuando el equipo considera que necesita algún tipo de apoyo para solventar un problema que han detectado, o tiene un desafío para el que considera que necesita un apoyo externo.

Ahora bien, puede ocurrir también que un equipo no tenga una dificultad o reto concreto, que funcione razonablemente bien y que, sin embargo, sus miembros sientan que tienen un potencial mayor al que son capaces de desplegar. Hay equipos que aspiran a más, buscan convertirse en un equipo extraordinario. En estos casos, la mirada externa de un coach puede ayudarles a encontrar dónde están sus fortalezas y limitaciones, para así liberar todo su potencial y crecer como equipo.

Condiciones para realizar un proceso de coaching

Hay tres condiciones que debe cumplir un equipo para emprender en un proceso de coaching:

1. Tiene que ser un equipo.
No sería un equipo si habláramos de un grupo de personas que, incluso teniendo una excelente relación entre ellas, no se ponen en acción al servicio de una visión compartida. En esta situación, no habría caso para iniciar un proceso de Coaching de equipo, puesto que tienen otra dinámica de trabajo y no lo necesitan.
Por el contrario, si ese grupo de personas tuviera la necesidad de empezar a realizar un cambio en la manera de trabajar, una reorganización, o para afrontar un nuevo proyecto en el cual necesitan combinar sus competencias y compartir tareas y objetivos, sí que estaríamos ante un equipo o, al menos, ante un caso de posible intervención.

2. Tiene que querer mejorar algo, resolver un conflicto y ser capaz de articular esa inquietud en una demanda.
Un equipo no avanza ni madura por obligación, solo puede hacerlo si quiere comprometerse con ese proceso. Es “el equipo” quien tiene que sentir la necesidad y quien tiene que querer resolverla. Puede darse el caso de que la dirección de una empresa solicite un proceso de coaching para uno de sus equipos, y que dicho equipo no lo haya solicitado o no sienta la necesidad de realizarlo. En este caso, el proceso de coaching está destinado al fracaso. De ahí que la conversación más relevante sea la que se mantiene con el propio equipo. Si este declina a iniciar el proceso, es muy sano en retirarnos del proyecto como coach.

Además de tener una inquietud, el equipo tiene que ser capaz de generar en una demanda concreta. En este reto, el coach puede ayudar, mediante preguntas que ayuden a clarificar la demanda, tanto con la persona líder del equipo como con el propio equipo. Muchas veces, el equipo siente una necesidad muy general a la que considera la más importante; sin embargo, suele darse el caso de que detrás de esa aparente necesidad hay otra distinta, que puede ser o no objeto de un proceso de coaching.

3. Tiene que conceder legitimidad a un coach externo, para que le ayude a conseguir ese resultado.
Una vez que el equipo tiene más o menos claro para qué quiere un proceso de coaching, es absolutamente necesario que otorgue permiso al coach para conocer al equipo, para poder escuchar conversaciones “privadas” de ese equipo. Un proceso de coaching, tanto individual como de equipo, necesita una disposición de confianza absoluta hacia el coach. Por eso son imprescindibles las conversaciones previas y la necesidad de articular el espacio de relación entre el coach y el equipo. Antes de empezar, el equipo debe tener claro que quiere el proceso de coaching, y que le entrega a ese coach en concreto el permiso y la confianza para que le acompañe en el mismo.


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