Cómo funcionan las emociones
CÓMO FUNCIONAN LAS EMOCIONES.
Cuando un acontecimiento cualquiera nos influye, necesitamos valorar en qué medida nos afecta y darle un sentido. Para ello realizamos un doble análisis. Por un lado hacemos una valoración de la situación, lo que implica, y después, le damos sentido con nuestras creencias, expectativas y deseos. Es decir, con nuestra historia y aprendizajes anteriores sobre acontecimientos parecidos.
Pero ¿cómo damos sentido a un acontecimiento o una situación en términos emocionales? En primer lugar hacemos una valoración de la situación, en la que tratamos de percibirla en busca de claves que nos indiquen la mejor respuesta. Atendemos a las características de la situación, su influencia sobre nuestro bienestar y los recursos que tenemos para afrontarlo.
Evaluación Primaria. La evaluación que hacemos del acontecimiento o estímulo, dará lugar a una respuesta diferente en función de que la misma sea percibida como -Valoración irrelevante: La situación es evaluada como indiferente, sin ninguna implicación para la persona y sus deseos o metas
Valoración beneficiosa: La situación se percibe como favorable o facilitadora para conseguir el bienestar personal y los objetivos marcados
Valoración estresante: En ella se distinguen tres tipos de valoraciones:
- Daño o pérdida: Situación percibida como causante de algún daño físico, psicológico o social.
- Amenaza: La situación anticipa posibles daños o pérdidas que la persona intuye que van a ocurrir.
- Desafío: Aunque se anticipan posibles perjuicios, se percibe un control potencial de la situación.
CÓMO FUNCIONAN LAS EMOCIONES
Al mismo tiempo buscamos un encaje del estímulo, de la situación, en nuestro esquema de las cosas. Es como si lo pasáramos por nuestros moldes para ver en cuál de ellos encaja.
Para ello tomamos como plantilla nuestra propia historia ante acontecimientos similares, nuestro aprendizaje, y utilizamos:
- Creencias: Conclusiones a las que llegamos sobre el mundo, las personas…,
- Pensamientos: Diálogo interno. Expectativas: Nuestro entendimiento de las personas, del mundo o de nosotros mismos, nos dirán lo que esperar a continuación, ante lo cual nos prepararemos.
- Deseos: Este tipo de acontecimientos cubren o no los propios deseos. Objetivos: Este tipo de acontecimientos nos ayudan en nuestros objetivos o nos obstaculizan.
En toda esta movilización encontramos las claves precisas para dar una respuesta lo más ajustada posible a nuestros intereses y necesidades. El proceso de dar sentido es mucho más consciente las primeras veces que nos encontramos ante un nuevo acontecimiento, pero poco a poco, a medida que llegamos a conclusiones, que aprendemos, dejamos de plantearnos estas dudas.
Si bien es cierto que este proceso no se da siempre a un nivel reflexivo consciente, sí podemos acceder a nuestros propios criterios de evaluación de las situaciones y poder así cambiarlos. A partir de aquí, una vez que hemos dado sentido al estímulo, se desencadena la respuesta emocional, la cual nos predispone a una acción determinada.
CÓMO FUNCIONAN LAS EMOCIONES.
La predisposición a la acción lleva a tomar las medidas oportunas para hacer frente a las exigencias del acontecimiento. De nuestra actuación se derivan unas consecuencias sobre nosotros y los demás y llegamos a ciertas conclusiones.
Las conclusiones a las que llegamos, finalmente se almacenan para la próxima vez que tengamos que dar sentido a un acontecimiento parecido.
Las conclusiones de nuestras acciones se convierten en aprendizajes que construirán el nuevo acontecimiento, es decir, le darán sentido y, previsiblemente, nos ayudarán a adaptarnos mejor la próxima vez. Este mecanismo perpetúa las emociones ante las situaciones, como un modo más efectivo y rápido de adaptarse a ellas.
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